A pesar de tanta “alegría”, lastimosamente nos esperan tiempos difíciles. La guerra por determinar quién es más populista o más “social” nos saldrá cara a todos. Por ahora, solo insistir en ¡prudencia, bendita prudencia!
El presidente Duque esta semana logró consolidar una de sus propuestas de campaña más ambiciosas: pasar a la historia como el mandatario que más ha incrementado, en términos reales, el salario mínimo de los colombianos en toda la historia. Su “audaz” propuesta de llevar el aumento a 1 millón de pesos no resistía contradictores en las centrales obreras y los empresarios mansamente optaron por “ayudar” al presidente. Pedir más sería absurdo e insensato.
Mientras todos celebran esa concertación histórica, somos muchos los que nos declaramos francamente preocupados con la situación. Es claro que un incremento de esas proporciones – prácticamente doblará el IPC – tiene la vocación de distorsionar los precios de toda la economía, afectará sensiblemente el mercado del trabajo y creará un fenómeno inflacionario que no habíamos experimentado en tiempos recientes.
Para leer el artículo completo por favor ingrese al link FUENTE: Revista Semana