La justicia necesita celeridad, hoy más que nunca, pero esta vez para no sucumbir ante sí misma.
A manera de apunte cómico, en las calles se dice que el mejor desarrollador de sistemas de información ha sido el “señor Pandemia”, porque las organizaciones, tanto públicas como privadas, en unos pocos meses lograron avanzar en la virtualización de sus procesos que no habían evolucionado en décadas a pesar de los adelantos tecnológicos.
Pues si algo bueno nos dejó la pandemia en Colombia, es que logramos entender que la presencialidad, el papel y los sellos de tinta podían lucir anacrónicos ante la necesidad de aislarnos, pero paralelamente necesitábamos seguir funcionando porque muchas cosas, casi todas, no daban espera.
El mejor ejemplo de esos progresos es la administración de justicia. En unos pocos meses, a pesar de los aislamientos y de la precariedad de la infraestructura tecnológica que sigue padeciendo el Estado colombiano, pero especialmente la Rama Judicial, se logró la virtualización de la justicia con resultados muy positivos y francamente sorprendentes.
Para leer el artículo completo por favor ingrese al link FUENTE: Revista Semana