Debe reflexionarse seriamente sobre la necesidad imperiosa de consolidar la reactivación, antes de sucumbir a los cantos de sirena de aquellos que piensan que la solución es que los trabajadores reciban más “salario” para gastar más, sin saber muy bien de dónde va a salir esa plata. Prudencia, ¡bendita prudencia!
En las últimas semanas el mundo entero ha visto con preocupación cómo muchos de los productos que regularmente consumimos o usamos escasean y se ha elevado significativamente su precio. Se dice de todo: que los contenedores están atrapados en los puertos, que no hay materias primas, que los fletes están caros, que no hay barcos, incluso que fruto de la pandemia, los chinos decidieron apagar sus industrias mientras se normaliza la situación.
Colombia no ha sido ajena a ese fenómeno mundial, pero en nuestro caso la situación es peor porque durante el paro de comienzos de año, los productores se vieron obligados a detener sus ciclos industriales y lo que se iba a vender al final del año, no se produjo.
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